martes, 17 de febrero de 2015

64.- COMPAÑIA ANIMAL

Ayer murió Vito, el perro que más me ha querido. Su nombre completo, Vitorino, le venía por su  morrillo rizado color castaño similar al de los toros, aunque sus rizos se le extendían por todo el cuerpo. Cuando era cachorro, su dueño y amigo mío, me lo dejó criar un periodo de verano y durante sus 15 años de vida me acarició con su cabeza cada vez que me veía. Nunca tuve tanto aprecio por un perro como con él, aunque ahora también quiero recordar a otros que compartieron momentos con nosotros.

He buscado entre mis álbumes fotográficos intentando encontrar imágenes de algunos de ellos, pero ninguna tiene la calidad para apreciarlos en todo su esplendor. Ruego a sus dueños que, si pierden un poquito de tiempo, puedan enviarme alguna.



Jamás escribí su nombre, por eso, no se si ahora lo haré correctamente. Jony, Yoni o incluso Jhoni. Aquel cruce de pastor alemán al que su dueño le ponía un collar de pinchos para iniciar las cacerías de gatos en las inmediaciones del Huecar. De vez en cuando, se enzarzaba en violentas peleas con otros de su especie, mientras Papá Oso se jugaba la mano intentando quitarle ese elemento defensor.

Luego apareció Imir. Imponente, altivo y fuerte. Sus cabalgadas por el Parque del Carrero eran dignas del mejor de los caballos. Compañero de acampadas, siempre tenía el honor de dejarte sus abundantes babas pegadas a los pantalones. Entre sus descendientes, a los que ya perdí la pista, también recuerdo a Nadir y a Yola. Negra como el carbón aunque no tan juguetona como su compañero Humphry, picarón y mujeriego (incluso con algunas chicas).

Una figura entre el colectivo canino, era Zacarías, El Zaca. Listo y vivaz. Obediente y fiel. Capaz de montar en vespa y de bucear. Su mirada era pura picardía.

Quiero también mencionar a las generaciones actuales,  aunque mi contacto con ellos no es tan intenso. Un último vídeo enviado digitalmente nos ha permitido conocer a Neki y a la nueva Yola. El Tyson derrocha potencia en sus encuentros y Rocky demuestra paciencia esperando su ración de jamón en las noches de verano.

Otros llegarán para hacernos compañía. Ya los iremos conociendo.

viernes, 6 de febrero de 2015

63.- NIEVE ANTES DE MARZO, ORO BLANCO

Puede que la nevada del otro día se considere como la tercera más importante de los años cuyas últimas dos cifras sean números primos. O no. Los meteorólogos (o los periodistas) están empeñados en demostrar nuestra falta de memoria, cuestión que desde este momento voy a intentar rebatir con hechos históricos.

Dejaremos episodios como los del Pozarrón, El Cerviñuelo, algún Jueves Lardero, El Rally-Raid por el Estrecho del infierno (cuando comprobamos los impagos de las facturas del gas de Belcebú) y otras más que merecerán capítulos propios.

Recuerdo a finales de enero de 1986 cuando un estudiante en huelga se rapó, o mejor dicho, le raparon la cabeza, tras depositar su confianza ciega en unos amigos que se lo pasaron en grande en plena maniobra esquiladora. Su posterior aparición en Cuenca resultó de lo más gélida, realizando un viaje familiar a Tragacete entre cunetas rebosantes de nieve. Testimonio gráfico de aquellos momentos pueden constatarlo.

Comenzando el siglo XXI, el entierro de un familiar cercano se convirtió, debido a la nieve y el frío, en una película digna de ser dirigida al alimón entre Berlanga y los hermanos Coen. Y en diciembre del 2001, mi hijo tuvo que ser bautizado en casa por la imposibilidad de acercarnos a la iglesia debido a las terroríficas temperaturas ambientales que helaron la nieve de las aceras.

En fin, que no hay que irse al siglo pasado a comprobar que el cambio climático está al acecho. Según medios de comunicación digitales, en febrero de 2009 “Cuenca registra una nevada histórica: la más copiosa de los últimos veinticinco años.” (...ya empezamos a contar años...):
( http://www.20minutos.es/noticia/587401/0/cuenca/nevada/historica/#xtor=AD-15&xts=467263).

Y en 2013: En Cuenca capital cuajó la nieve y se tuvo que restringir el tráfico en varias zonas del casco histórico y, por precaución, se adelantó el retorno de 63 rutas escolares de la provincia, con un total de 1.666 alumnos afectados (http://www.elmundo.es/elmundo/2013/01/21/espana/1358786535.html).

No tenemos registros de la época de Leonor de Aquitania o de Fray Luis de León, pero una web que recoge datos desde los años 70 presenta este gráfico tan aclarativo.


Nosotros matábamos ese frío sin gore-tex ni ropa térmica. La humedad de la nieve se combatía con chirucas y botas camperas, mientras que las "modernas" coreanas de color azul y pelete en la capucha nos resguardaban de los vientos del norte.

A veces mi padre iba al colegio montado en un caballo. Siempre me recuerda que en invierno tenía dificultades para avanzar sobre la nieve. “Ya no nieva como antes” repite año tras año.
Cuelgo una foto recibida en el móvil captada estos días cerca de Masegosa y me imagino lo que me cuenta.