miércoles, 24 de marzo de 2021

109.- UN AÑO DE PANDEMIA FICCIÓN.

Hastiado de la situación actual volvía a casa apremiado por la hora del toque de queda marcada por las autoridades sanitarias. En mi trayecto crucé caminando el amplio y solitario aparcamiento de un hipermercado cuando súbitamente escuché por la megafonía exterior: “les recordamos que por su seguridad y la de todos…….”. De repente me vi paralizado, vestido con un uniforme de trabajo de color azul gastado, como Winston Smith mientras escuchaba los mensajes de su GH. “Y pensó en la telepantalla, que nunca dormía, que nunca se distraía ni dejaba de oír (…)”. Volví a sentir la misma sensación de flaqueza que nos inundó un año atrás, al mismo tiempo que recordaba escenas de películas, pasajes de novelas, o capítulos de series de TV en las que este mundo ya estaba representado.

Continuando con 1984, “constituía un terrible peligro pensar mientras se estaba en un sitio público o al alcance de la telepantalla. El detalle más pequeño podía traicionarle a uno. Un tic nervioso, una inconsciente mirada de inquietud, la costumbre de hablar con uno mismo entre dientes, todo lo que revelase la necesidad de ocultar algo”. Con esta amenaza mantenían la distancia los clientes en la cola de pago del supermercado. Como autómatas, cabizbajos y ausentes, esperaban su turno respetando las normas impuestas. Fueron los primeros síntomas del hundimiento social al que estaba llegando la población tras las numerosas semanas que se mantuvo confinada. Luego, en casa, se repetía el ritual de lavados integrales, desinfección de ropas, esterilización de paquetes, incluso de comidas. La guerra contra lo dañino había comenzado y todavía no ha finalizado. 

Los órganos competentes encargados de combatir este virus solicitaron la colaboración de algunos grupos de compañeros de trabajo. Casi sin preparación ni formación se lanzaron a las calles como las antiguas cruzadas a los campos de batalla. Cubiertos con equipos de protección improvisados y con mochilas de pulverización a sus espaldas fumigaron durante días el mobiliario público, las fachadas y dependencias más vulnerables. Hacía poco que había terminado de ver la serie Chernóbil. Una imagen me vino a la mente. 




Otra estrategia adoptada por los expertos para su diagnóstico convergía en la necesidad de conocer, con suficiente antelación, qué personas estaban afectadas por la enfermedad. El método utilizado, en plena era digital, para extraernos una muestra de mucosa consistía en introducir un bastoncillo por el orificio nasal (como si quisieran implantarnos recuerdos). Schwarzenegger en Desafío Total buscaba el suyo: “acabo de pensar algo terrible, y ¿si es un sueño?”. “Pues bésame antes de que despiertes”, le contestaba la chica de sus sueños. 





Varias escenas basadas en metodologías futuristas empleaban máquinas de reconocimientos faciales, de lectura de retinas o de huellas digitales, fueron imitadas en las puertas de los centros oficiales, comercios y oficinas. El empleado encargado, con termómetro de infrarrojos en mano, certificaba que la persona a la que medía la temperatura corporal entraba a sus dependencias con la garantía de salud suficiente para no contagiar a los demás. Así que, dentro de mis rituales laborales, he descubierto que mi temperatura media anda por los 35ºC, llegando a registrar menos de 34ºC en algunas ocasiones. 

A falta de contacto físico, los amigos y familiares tuvieron que emplear sus dispositivos móviles para conectarse. Entablar una conversación, incluso mediante una videollamada en grupo, sirvió para mejorar el estado de ánimo y comprobar la salud de los seres queridos, pero también para criticar y mofarse de las autoridades, de los políticos y de los mandamases, ajenos a que el GH ya acechaba y contralaba las redes sociales. Por supuesto, aplicaron la censura digital. Los envíos masivos tuvieron que limitarse y algunos mensajes fueron eliminados de la opinión pública. Orwell volvía a emerger: “sólo la Policía del Pensamiento leería lo que él hubiera escrito antes de hacer que esas líneas desaparecieran incluso de la memoria. ¿Cómo iba usted a apelar a la posteridad cuando ni una sola huella suya, ni siquiera una palabra garrapateada en un papel iba a sobrevivir físicamente”. 

Poco después, casi sin darnos cuenta, comenzamos a inundar las calles, los bares y comercios, sin percatarnos de que dos gomillas sujetas a nuestras orejas impedían contemplar nuestros rostros y, sobre todo, de que disfrutáramos de las sonrisas tan necesitadas de ver y compartir. La psicosis latente entre los personajes de los 12 Monos empapó la sociedad. La mascarilla pasó a convertirse en una prenda imprescindible. Ya no sólo por ser obligatoria, sino porque nos protegía de lo desconocido. Garantizaba salud a la vez que futuro. La ignorancia del usuario novato ofrecía distintas versiones, diversos modelos, diferentes materiales. La protección o la estética. Dos series míticas me vinieron a la memoria. Mi favorita y Lost. 



Necesito salir de mi ciudad de adopción y los gobernantes no me dejan. En la película “La Isla” los protagonistas vivían controlados en una colonia, supuestamente por su propio bien, con la única opción de ser elegidos por sorteo para que consiguieran marchar a su paraíso.  No pienso esperar lo que dictamine el azar, la necesidad me obliga a que en mi equipaje incluya un salvoconducto que me proporcione el beneplácito del agente al mando en el control de carretera. Desgraciadamente, sólo secuencias de películas bélicas me traen recuerdos similares. Sujetos exiliados, huidos o convictos. No considero que me encuentre entre ninguna de estas opciones, pero la normativa me lo hace parecer. No estoy de acuerdo, estoy que trino. La huida urge. 

Sólo falta otro “Aló Presidente” en TV. Prefiero ver como pierde el Madrid. 
“Quien controla el pasado, controla el futuro. Quien controla el presente, controla el pasado”.

domingo, 14 de marzo de 2021

108.- PASAPALABROS

Os invito a participar en este juego donde podréis comprobar el grado de participación en vivencias comunes y vuestro conocimiento del entorno que nos acompañó durante el periodo de años en el que cambiamos de siglo. 




A. Muchacho que nos dejaba tocarle las tetas … a sus vacas.
B. Propietario del loro que chillaba mientras asaltábamos el jamón de su cocina.
C. Lugar donde Aldo participó en una memorable gallinita ciega. 
D. Bar de nombre cervantino con largas partidas de cubilete (entre las que destaca una mano histórica de resolis el día de navidad de 1987). 
E. Moza también llamada “dientes de sable”. 
F.  Primera palabra que os venga a la mente con la letra "efe". 
G. Onomatopeya pronunciada por un extraterrestre flotando en el Escabas.
H. Acción muy usada por el Skipy consistente en emitir palabras. 
I.  País de origen del músico al que fuimos a ver en Metro mientras jugábamos a despistar al Soso. 
J.  Pinchadiscos bajito, simpático y semanasantero. 
K. Animal que imitaba un amigo subiéndose a los árboles en La Frontera. 
L. Comercio conquense que nos proveía de los troncos de nata. 
M. Personaje que amenazó a Valentín con quemarle la tienda “otra vez”. 
N. Ocasiones en las que las chicas han organizado una comida. 
O. Número asignado al ganador del concurso de gachas del 2009. 
P. Válido tanto para nombrar al humorista de bajo nivel o para ir a tomar los botellines más fríos. 
Q. Contiene la Q, apellido de “El Truja”. 
R. Local conquense que compitió a nivel nacional como superventas de litronas.
S. Apodo utilizado para nombrar a un grupo de mozas que frecuentaban el Vaya. 
T. Equipo de futbol sala patrocinado por el Bar Zaida. 
U.Ave conocida por su característico canto en época nupcial imitado formidablemente por cierto conquense en estado de excitación.
V. Famoso tema de los Boney M versionado por el mismo cantante de "Anturce".
W.Zona del bar donde los mozalbetes usaban sus artimañas para espiar al sexo opuesto.
X. Contiene la X, medio de transporte utilizado por los “troner” al perder el autobús en la despedida de soltero del Potasio. 
Y. Contiene la Y, amor platónico del ET a la que cortejaba en clase con su “peto”. 
Z. Bellas hermanas objeto de destino de nuestros cánticos en el mes de mayo.



ANULADAS por desconocimiento, confusión y despropósito del autor del blog:
  • U. Apellido de portero de fútbol conquense conocido por su miembro viril.
  • W.Garito donde, en la noche vieja de 1989, le regalaron a Javi unas bragas. 

Debido a la reclamación de un jugador, la letra Z está en proceso de revisión en la sala VAR.