domingo, 8 de enero de 2023

118. GESTOS DE CARTÓN PIEDRA


¿Qué día internacional toca hoy? Este mes se celebran, entre otros, el del "agradecimiento", el de "la lucha contra la depresión" y el de "las cerezas cubiertas de chocolate". ¿Sorprendidos? Pues todavía nos quedan el de "besar a un pelirrojo" o el de "la ardilla". 

Cualquier motivo es bueno para diseñar un lazo de color, preparar un gesto, o corear un eslogan. Siempre existirá alguien, repanchingado en el sillón de la república de su propia casa que piense, y luego escriba: “Pulgares si, meñiques no”.  Días después, en otro rincón del planeta, otro ciudadano (o ciudadana), hará lo mismo: “Menos curvas y más rectas”.

Se han banalizado tanto los problemas que cualquier nimiedad debe parecer importante. Atónito estoy ante la avalancha de estúpidos que vierten adhesivo en sus manos para pegarse a una obra de arte. El motivo, un grado centígrado más en el planeta.

La plaga reivindicachorra llega hasta la participación de los actores en sus galas de premiados, la celebración de un gol, la inauguración de la feria del libro o la  coronación de un ochomil.  Nadie escapa al virus. Todo se resuelve con una batucada o un desnudo integral. Con un corte de pelo o una figura creada con las manos. Es necesario editar un catálogo de símbolos para que la gente pueda interpretar correctamente la demanda a la que se refieren para así poder postularnos en el camino adecuado.

Es evidente que no por repetir tanto una frase se consigue solucionar el objeto de la misma. Recordemos las campañas  “OTAN no”, “Drogas NO”, “Nucleares no” o “NO a la guerra” y después atendamos los diez primeros minutos del telediario. También comprobaremos que se ha sustituido el uranio por las granjas porcinas, las drogas por lo no vegetal y las armas por el gasoil.  


El analfabetismo vale mil veces más que la censura. Todo el arte de los escritores radicales se estrella contra el hombre del campo, hombre sano de cuerpo y de inteligencia, que no sabe leer ni lo necesita para trabajar las tierras de su señor y para darles el voto a los candidatos del orden.” Hace más de cien años que Julio Camba hizo esta reflexión y que yo, rana viajera en el siglo XXI, he comprobado en mis retiros al pueblo y reafirmo cada día.

¡Paremos ya esta fábrica de “gestos” insulsos!  No nos mires, únete. ¡Sí se puede!