lunes, 28 de noviembre de 2016

82.- MAJADEROS DEL 66

Y por fin se culminó el reagrupamiento.
Aquellos mozalbetes que respiraron por sí mismos hace diez lustros se reunieron en la sierra conquense para compartir momentos. A cuentagotas fueron llegando a la casa y, tras chocar manos, palmear espaldas o abrazarse, se lanzaron a sofocar su sed junto al calor de las llamas.
Casi todos comparecieron a la llamada. Algunos faltaron. Pero en pocas ocasiones, tanta testosterona se había apiñado desde que la juventud les abandonó.




Puede que algunos ni se acuerden de la cantidad de sal con la que debían aliñar su arroz ciego. Otros ni siquiera de que se proyectara un corto con imágenes de antaño. La mayoría lloró de risa viendo como el maestro Gila había seleccionado un nuevo compañero. Y en general, todos los presentes se surtieron de todo lo que el momento requería y el cuerpo solicitaba. Un remolque repleto de viandas dio fe de ello.
La noche repartió cuerpos por los colchones compartiendo sábanas y el amanecer puso los fogones en marcha para reponer fuerzas.
Soleado día de noviembre que facilitó la marcha por la que cruzaron monte de roble y pino. Verde y amarillo. Fotos y risas. Aire fresco para renovar energía. Posteriormente, las chuches del mar y los caldos de la uva lo lograron con creces. Hilarante sobremesa que algunos alargaron jugando al mus. Felinos compartiendo siesta por las habitaciones.
"MCenD". Más de ochocientas veces fue contabilizada y escuchada esa tarde. No había motivos para expresarse así. Todo transcurría por buenos cauces, incluso para los que vieron perder a su equipo, goleado por el eterno rival.
La partida de cubilete más grotesca jamás jugada permitió observar cómo alguna cabeza emitía humo, cómo un “cazapatos” lanzaba los dados y cómo buscábamos dientes perdidos.

No es Berlanga. Es mi basca. Variada y disparatada. Amable y profundamente desagradable cuando se ensaña. Risueña y ocurrente.
Difícil compromiso el de repetir la experiencia, pero al menos podíamos intentarlo cada año bisiesto. El 2016 lo ha sido. Os espero en 2020.


martes, 1 de noviembre de 2016

81.- DEFUNCIÓN DE COMERCIOS

Y las hojas de los árboles vuelven a cubrir los parques.
Y volvemos a tener gobierno.
Y porque parece que la futura reunión de los del 66 prospera, continuaré con esta ociosa labor de recordaros experiencias pasadas y momentos vividos.

Tiempo de difuntos. Hallowen o Holywins. Payasos disfrazados de payasos. Fogones cocinando puches y buñuelos. Fechas para rememorar y visitar personas queridas que ya no están con nosotros.
Lento proceso por el que vive nuestra ciudad de nacimiento. Día tras día siente como le van extirpando miembros. Calles de bullicio transformadas en escaparates de locales de alquiler o almacenes de productos baratos. Poco antes de fallecer el formidable Jose Luis Lucas Aledón, dejó escritos, en un diario digital, unos relatos en los que aparecían los nombres y propietarios de las principales negocios de la ciudad. Mi memoria y mi edad no alcanzan a recordar tanta historia comercial, aunque intentaré repasar algunos de los más emblemáticos que han cerrado sus puertas.

Seguro que de niños todos hemos pegado algún cupón en la cartilla del As de Bastos. Era como completar un álbum de minicromos. Ferretería y cacharrería propia de una serie de televisión. Sitio de paso obligado para los que venían del pueblo y debían recoger todos los “mandaos” de vecinos y amigos. Nunca pensé que pudiera echar el cierre. Fue el precursor de una lista que el siglo XXI se encarga de engordar.

Enfrente, la Churre (del tío Santos, como siempre apostilla mi padre). Café bar de ambiente lejano. Con camareros activos, cañas frías y boquerones aliñaos. Nuevo chasco al enterarme de su anunciada y, no por ello, triste clausura.

Y en la esquina la fachada modernista del Banco Español de Crédito. Oficina bancaria a la que me gustaba entrar para jugar con sus puertas giratorias. Decenas de empleados llenaban salas y pasillos. Ahora un triste cartel con un teléfono de contacto anuncia su retirada.



Un poco más adelante se percibía el aroma de la pastelería Egido. Petacas de crema inigualables. También sufrió en alguna ocasión el pillaje de una banda de jóvenes hambrientos con efectos psicodélicos. Su competencia en milhojas, Lerma, también tuvo un amago de cierre. Afortunadamente, todavía se puede beber agua de su botijo.

La administración de lotería nº 2 de Carretería ya no venderá el gordo de navidad.

Los clientes más elegantes deberán buscar un proveedor que reemplace a la Moda Práctica. Los menos pudientes tampoco podrán rebuscar por las ofertas de Galerías Cuenca.

Los hermanos Azorín no tendrán que sufrir las mofas provocadas por su estatura (mención especial al cachondeo que vivimos entre juguetes comprando regalos para el amigo invisible una mañana de invierno). Y los hermanos Mora no verán sudar al sol a sus sardinas en barricas de madera.

También encontrábamos en la calle, sin local pero con “zona propia reservada”, a Velasco, el castañero que también vendía barquillos junto a librería Evangelio, a Isaías que sacaba brillo a los zapatos en los escalones del cine España, y hasta los Reyes Magos colocaban sus buzones frente a la juguetería Santiago.

D.E.P todos los negocios que nos ofrecieron algo útil durante un momento de nuestra vida y, ahora, ya no tienen continuidad. Espero que algún alcalde de la nueva política que nos aguarda sepa reconducir esta situación. Bien porque los jóvenes no puedan trabajar mas que en negocios familiares, o porque el destino les otorgue la varita mágica que sepa fomentar el maravilloso mundo del pequeño comercio.

jueves, 21 de abril de 2016

80.- GOBIERNO EN FUNCIONES

Y los demás funcionando.
Trimestre complicado.
Se que no esperáis noticias mías, porque aquí ya no entra ni el CNI.
Volveré con más ganas y más temas.
Esquiroles.


domingo, 6 de marzo de 2016

79- 1966

Mientras que Fraga se baña en Palomares con el embajador de Estados Unidos y en California enterraban a Walt Disney, en Cuenca inauguraban el Museo de Arte Abstracto y en su hospital (o en otros puntos de la península) iban naciendo conquenses semidesconocidos que con el tiempo se volverían legendarios.

Las familias que no se entretenían viendo el estreno de Bonanza, por no tener todavía televisión, se dedicaban a otras tareas, entre otras, al sacrificado mundo de la crianza en un mundo sin guarderías ni maxi cosis. A aquellas criaturas nacidas entre 1966 y 1967, les llamaron Generación X, y cuentan “que estaban más formados, pero encontraron más trabas a la hora de acceder a la vida adulta porque el coste de la vida era mayor y la vida laboral más competitiva”.
Pura cantinela que me suena a lo que luego ocurrió a principios del siglo XXI y oigo a diario en boletines informativos. Ahora los llaman “fuga de cerebros”. Tienen la oportunidad, tras viajar varias veces becados por proyectos europeos (en esos bacanales oficialmente denominados Erasmus) de seguir viajando a Londres, Berlin o París en busca de posibilidades laborales. ¡Pobres desgraciados! Nosotros nos tuvimos que alejar hacia Valencia, Castellón, Madrid, Zaragoza, Murcia o Toledo. Un poco antes conseguimos marchar a dedo hasta La Frontera o Poyatos.

También cumplirán este año los cincuenta peloteros como Futre o Stoichkov, bellezones como Cindy Crawford o Albert Pla, guerreros como Mike Tyson o Poli Díaz. Incluso el actual primer ministro británico vio la luz el mismo año que nosotros.

Gustavo Torner colocaba en Tejadillos el monumento que tantas veces visitamos cargados con mochilas y que conmemoraba el I Congreso Mundial Forestal (y último celebrado en Cuenca). Ahora en nuestra querida ciudad se dedican a conmemorar aniversarios (el L, el XX, centenario de…) cuando lo importante es que consigan iniciar nuevas actividades y no recrearse en lo que fue, en lo que ya no existe o hemos dejado que se muera.



Sufrimos, hace ya treinta años, como nos dejaba un amigo, el Liri, por el que brindamos cada navidad. Por desgracia algunos más quedaron por el camino, y los iremos recordando en capítulos concretos. Pero ahí seguimos los de la fiesta del jamón. Los de las cañas de los viernes. Los del grupo de whatsapp. Disfrutemos de otros cincuenta y consigamos organizar nuestro propio aniversario, aunque no tengamos ningún “patronato” que nos financie.

domingo, 31 de enero de 2016

78.- LA MELODIA DE NUESTA VIDA

La música nos acompaña en nuestra vida. Nos guste más o menos siempre aparece en actos recordados, celebraciones o desgracias. Asociados llevan alguna melodía. Pregúntele a los supervivientes del Titanic, a los soldados en las guerras o los deportistas triunfales.

El gusanillo rockero suele brotar en la juventud. En  el tránsito de la escuela al instituto. Los catorce años y la revolución hormonal. De esa época tengo dos canciones marcadas. La primera por la actuación musical de fin de curso y en la que algunos de los que están leyendo este blog participaron bailando y cantando sobre el escenario de la Aneja. The Buggles puso de moda el “video mató a al estrella de la radio” en aquel 8º de EGB. Y justo en el viaje motivo de la anterior recaudación, escuché el “Sultans of Swing” de mano de un maestro llamado Carlos. Me acompañó el resto de mi vida.

Cuando nuestros padres abandonaban temporalmente el hogar aprovechábamos para reunirnos y saquear el botellero. Música y acción. Y ahí se lleva la palma el último piso de un bloque en Princesa Zaida que botaba al compás de “Roxane” o “Tusk”. Más alejado, junto a la vía, hacía lo propio otro con “Killer on the loose” o “Urgent”.

Éxtasis y clímax visionando el antológico play back del Pepi en "Child in Time" cobijados entre las paredes del chamizo del Potasio. Asombro ante la velocidad de los dedos del Zombi tocando “Caballos de Fuego” (que por cierto me gustaría rescatar o conseguir de alguna manera). Coros acompañando el Delilah cantado a pleno pulmón por el futuro diputado, o alentando el insólito"Vaporusan" del polifacético LuisCar..

Memorables repertorios de canciones grabadas en cintas de cassette reutilizadas. Viejos reproductores que nos las emitían en acampadas o en habitaciones de colegios mayores. A su alrededor, risas, cánticos, bailes y buenos momentos.
Con tiempo conseguimos escuchar en directo a muchos de aquellos cantantes que sólo veíamos en las portadas de los discos y en los catálogos de Discoplay.



El tiempo ha mermado la motivación auditiva de muchos de vosotros. Lo se, viejos carcas, que sólo buscáis el placer por otros medios.
Además, de nuevo el siglo XXI ha vuelto arrinconar a una actividad cultural asociado a la música del rock. Bien por el pirateo digital, por la evolución y aparición del mp3, pero el fin de una era musical se está consumando.
Otrora nos acercábamos a la calle República Argentina  a comprar el LP en vinilo, o a escuchar una sesión en directo al Vaya Vaya. Este mismo mes han cerrado en nuestra capital, dos de los últimos locales asociados a este mundo melódico: la Sala Babilón y la tienda Caledonia. ¿Dónde escuchar ahora música en directo? ¿Dónde ir a comprarla?

También me he enterado que Discoplay cerró hace años. Un gran elefante caído bajo el yugo del poderío opresor, que diría algún seguidor del coletas.