viernes, 31 de enero de 2025

126.- JULIÁN

Parece que se trata del nombre propio típico de los nacidos en Cuenca.  Aunque en realidad no conozco tantos como las probabilidades predicen. Algún pastor metido a empresario de mi pueblo serrano. Un chaval que creció tras la barra de un bar y ofrece una oreja tostailla a los atléticos que se acercan a su local. Un personaje típico de la Cuenca ochentera metido a pinchadiscos en los pubs de moda y en alguna que otra celebración de boda. Un vecino y cliente habitual del bar Zaida. Quizás se haya cruzado alguno más en nuestras vidas, pero insisto, no hay tantos como pareciera.

Así se llama un céntrico parque que, entre sus privadas sombras nocturnas, ha presenciado los inicios sexuales entre jóvenes conquenses o ha sido testigo de los continuos trapicheos de los que con la droga negociaban.  Por contra, también ha servido de lugar de esparcimiento para niños y ancianos que  jugueteban alrededor de sus columpios o charlaban sentados frente al templete musical.  

El paso por la capital de un joven que acabó ejerciendo de obispo tras la llamada de Alfonso VIII inició esta secuela de julianistas. Terminó canonizado y apodado “El Tranquilo”.  Una cualidad que las personan no suelen poseer, y menos en estos tiempos del “todo para ahora mismo”. Envidio el sosiego y paciencia de los que la atesoran. Muy útil para conducir un coche, para jugar al mus o para cocinar. Para participar en una reunión de trabajo, esperar la atención del camarero o moldear una escultura. Tampoco conviene presumir de ella si en exceso se tiene, aunque sería conveniente repartirla a capazos entre nuestros gobernantes.


Así que, tranquilos majetes. Disfrutad de la vida alejándoos del vértigo al que nos quieren arrastrar. Tranquilos majetes, que el mundo va a su ritmo, mucho más lento que la escala que rige la existencia humana. Tranquilo majete, que esta canción ya la escribió los Celtas Cortos hace la friolera de treinta años y parece que no hayamos cambiado mucho desde entonces. Porque en España continuamos con el problema del paro, el campo se va a la mierda y el poder huele a corrupción. Parece que el Amazonas tiene sus días contados y continúa aumentando la polución. Estudiar vale para poco si buscas colocación. Y, ¡gran novedad!, para alquilar una casa tienes que empeñar un riñón. Tranquilo, no te pongas nervioso, tranquilo. Tranquilo majete en tu sillón.