¡Qué día tan especial! Irte con los amigos a pasar el día. ¡Y además solos!. Poder disfrutar de un tarde en el campo jugando a los que saliera, con el único control horario de que llegara la noche. Sin importar si hacía frío o salía el sol. Si llovía o, como ocurría a menudo, nevaba. Daba igual. La tortilla, el chorizo, la torta de manteca y el chocolate aportaban calorías suficientes para correr, escalar, saltar y volver andando.
Los años pasaban y la ilusión no se perdía. Con el tiempo las viandas se perfeccionaban y se aliñaban con bebidas algo "más alegres" que un simple refresco. El grupo crecía y la compañía femenina también. Históricos momentos que quedarán en la memoria de todos, porque en un blog público no se pueden reproducir (puede que en la sección de frases aparezca algún día alguna pronunciada en situaciones especialmente patrióticas).
Os dejo con un ejemplo del aparejo típico. Un foto extraída de una web magnífica por sus conocimientos gastronómicos, y que además es gestionada por alguien que compartió jornadas vespertinas en nuestras andanzas por San Nicolás.
fuente: http://webosfritos.es
Hace años que no disfruto de este día, pero incluso en nuestra época madrileña llegamos a ir a la Casa de Campo y al Pardo de merienda. Ahora le hablo a mis hijos de este día, con nostalgia y envidia. Ellos me miran y estoy seguro de que se lamentan por no poder vivir la experiencia.
Desgraciadamente, como casi todo, esta jornada tan entrañable ha desembocado en macrobotellones y controles de policía local. "¡Qué lastima de juventud!" que decían nuestros abuelos.
CARNAVAL
Estamos en Carnaval. La gente se disfraza y se pone caretas aunque algunos deberían quitárselas.
Os reto a que me digáis con cual de estos dos gorrinetes os tomaríais unas cañas o algo más. ¿Con el calvo o el melenas?
Una advertencia: la máscara no está puesta por los méritos adquiridos.
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